Hay algo en el pensamiento de Nietzsche tónico y fascinante, su manera de hablar es de una radicalidad pasmosa que en cierto modo pagó con su extrañamiento del mundo en el que vivió, con su soledad y su temprana muerte. Hay grandeza, una sinceridad sangrante, y una fuerza poética que se inspira en la mayor de las ambiciones filosóficas. Por otro lado muchas de sus proclamaciones son brutales y desconsideradas, políticamente idiotas; no es de extrañar que su astuta hermana acomodara sus manuscritos inéditos en un centón al gusto nacional-socialista. Tampoco es de extrañar que el personaje de la novela de Javier Otaola, un tal Aurelio Torres, en medio de una grave crisis de identidad, acosado por lo que los franceses llaman "le Demon du Midi" se indigestara con los osados pensamientos del anunciador del Superhombre, de los hiperbóreos, e iniciara un viaje maniático que le va a llevar hasta Estocolmo donde encontrará una respuesta del Mundo que no se podía esperar.
Siempre me ha interesado Nietzsche, creo que lleva mucha literatura dentro.