EL CORREO. 10.6.2024
Zeitenwende o cambio de eraPocos días después de la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022, el Canciller alemán, Olaf Scholz pronunció un solemne discurso en el Bundestag en el que refiriéndose a la invasión rusa, mencionó el concepto de zeitenwende (un nuevo tiempo); un cambio de era que nos obliga a abandonar esquemas mentales y marcos de referencia que ya no nos sirven para habérnoslas con la realidad que nos rodea ni para afrontar los nuevos riesgos a los que tenemos que responder. Este nuevo Tiempo en el que ya vivimos estará marcado por lo que hasta ahora no era pensable: la posibilidad de la Guerra en el corazón mismo de Europa. Ya no se trata de una guerra fría, de amenazas y equilibrios de fuerza sino de una guerra caliente, clásica, con violación de fronteras, con bombardeos, con ocupaciones territoriales, con movimientos de tropas, con asedios de ciudades..., una guerra convencional, como las de siempre, pero con una novedad radical: el peligro de las armas nucleares que podrían dar lugar a un Apocalipsis.
De acuerdo con ese cambio de Era, Alemania, —y muchos otros países europeos— ha intentado adaptarse a la nueva situación aplicando el clásico dictum romano: «Si deseas la paz, prepárate para la guerra»; la Historia nos demuestra que la debilidad invita a la agresión. El gobierno socialdemócrata alemán ha promovido un importante aumento del gasto militar, que alcanzará el 2% del PIB de la RFA y de otra parte ha abandonado en aras de su independencia, los contratos de suministro ruso de energía. En una nueva era de relaciones marcadas por la guerra de Ucrania, el futuro de la UE depende de cómo los países de más peso político y militar como Alemania o Francia —que es además una potencia nuclear— van a actuar.
Europa ha sido seguramente a lo largo de la Historia uno de los escenarios de guerra más sangrientos del planeta, que sin embargo ha gozado en los últimos 70 años de un largo y fructífero tiempo de paz y de desarrollo social y económico ininterrumpido, que ha logrado institucionalizarse en una nueva forma de convivencia entre las naciones europeas: la Unión Europea; pero la guerra ha sido en la Historia una realidad omnipresente. Según el historiador Alfred Weber, —hermano de Max Weber—, de los 3.400 años de historia de la Humanidad que podemos datar documentalmente, 3.166 fueron años de guerra y los 234 restantes no fueron realmente de paz, sino de tregua y preparación para otra guerra.
También en el otro lado del Globo se habla de una Nueva Era. En Eurasia, el presidente de China, Xi Jinping, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin —en plena guerra de agresión con Ucrania—, firmaron y emitieron conjuntamente el 21 de marzo de 2023 la Declaración Conjunta entre la República Popular China y la Federación de Rusia sobre la Profundización de la Asociación de Coordinación Estratégica Integral en la Nueva Era.
En esa declaración, China y Rusia quisieron destacar que su alianza no es el tipo de alianza militar y política de la Guerra Fría, sino que trascienden este modelo de relaciones entre Estados y tienen una naturaleza de no alianza (sic), no confrontación y no ataque a terceros países, lo que sin embargo le permite a Rusia invadir Ucrania y mantener una guerra de atrición en la frontera misma de la OTAN.
China y Rusia se reivindicaron a sí mismas reconociéndose como Estados democráticos (sic) declarando que no existe una "democracia" superior a otra (sic), y la China de Xi propuso como estrategia de paz mundial lo que denomina Iniciativa de Civilización Global.
El presidente Xi, que respalda con su apoyo político y militar a Rusia, sin embargo, enfatizó que la tolerancia, la coexistencia, los intercambios y el aprendizaje mutuo entre las diferentes «civilizaciones» desempeñan un papel insustituible en el avance del proceso de modernización de la humanidad y en hacer florecer el jardín de la civilización mundial, ya que el futuro de todos los países está estrechamente relacionado con esos valores de coexistencia. En agradecimiento al apoyo chino la parte rusa aprovechó la declaración para reiterar su adhesión al principio de una sola China, para calificar a Taiwán como parte inalienable del territorio chino, para apoyar cualquier medida que Pekín pueda adoptar para salvaguardar su soberanía e integridad territorial. La cínica brutalidad de Vladimir Putin nos hace añorar la bonhomía de Mikhail Gorbachov.
Una señal del Cambio de Era que vivimos es que España ha asumido con naturalidad, solidariamente con los demás países de la Unión Europea, la parte que le corresponde en el apoyo a la resistencia de Ucrania frente a la invasión rusa, de ahí la visita del Presidente Zelenski a nuestro país, la bienvenida del Rey al pie del avión, en el mismo aeropuerto y la recepción de las Cortes Generales en el Congreso de los Diputados, donde el presidente de Ucrania fue recibido por los presidentes de las Cámaras, Francina Armengol y Pedro Rollán, y la firma, de un acuerdo de seguridad bilateral, que incluye suministros militares por 1.129 millones de euros. Eso significa que somos conscientes de que el destino de Europa se juega en Ucrania.
Javier Otaola. Abogado y escritor.
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