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«La originalidad del método masónico» lectura para la Respetable Logia EUROPA 110 (GLSE) en el oriente de Vitoria-Gasteiz, por Javier Otaola


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La originalidad del método masónico

 

 

La originalidad del método masónico parte de que la Masonería, como la Ciencia no debe entenderse como una "doctrina". La Ciencia se define por el Método científico, y la Masonería por el Método masónico, o sea como unas reglas de relación humana que nos permite reflexionar juntos a hombre y mujeres, creyentes e increyentes, jóvenes y mayores, demócratas de izquierdas o de derechas, sobre los dos ámbitos más radicales de lo humano: Vivir y Convivir.

 

 

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I

VIVIR

Ser aprendiz, aprender a ser

 

         La logia como centro de la unión nos propone propiciar un encuentro con hermanos y hermanas con los que compartimos un Ritual que evoca constantemente la metáfora de la construcción. Cuando llamamos a la puerta de la Logia el día de nuestra iniciación tuvimos que responder a una pregunta que podemos considerar ontológica: ¿Quién va?, o sea ¿Quién es-ahí? que diría Heidegger..., no es meramente una pregunta social ya que nos presentamos ante las puertas de la Logia, en un estado lamentable, ciegos, semi descalzos,  y medio desnudos, con una cuerda al cuello...y tras una serie de peripecias rituales que señalan constantemente que emprendemos un viaje que no es físico sino existencial, al final del cual quizá seamos admitidos como Aprendices...¿Qué se supone que tenemos que aprender?  Me atrevo a resumir la tarea a la que se nos convoca con una fórmula típicamente existencialista: Aprender a ser de una manera cabal y libre lo que proyectivamente soy como mi posibilidad más auténtica. 

 

La metáfora de la construcción nos permite abstraernos en Logia de nuestras múltiples diferencias —biográficas, metafísicas, psicológicas, sociales, políticas...— para poder encontrarnos en lo esencial: nuestra común humanidad.  El Ritual crea un espacio en el que guardamos la distancia justa para sentir el calor del otro, pero lo suficientemente espacioso para no perder nuestro perfil individual, un espacio propio y sin embargo común donde comparecemos con nuestro ser más auténtico, un ámbito colaborativo, pautado por la libertad y la responsabilidad, enmarcado en un ritual que facilita un equilibrio, siempre delicado, entre cálida cercanía y respetuosa distancia, lo que permite el encuentro y evita el mero compadreo.

 

¿Cuál es el sentido de mi vida?

¿Cuál es la fuente del bien y del mal?


 

 

II

CONVIVIR

¿Cómo convivir en medio de los conflictos y contradicciones que nos rodean?



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1.- La fecha de 1723, año de las Constituciones de los Francmasones no es una fecha casual. En la Historia humana las cosas no se limitan a "suceder" sino que "se suceden unas a otras", es decir que de alguna manera unas son consecuencia de las otras: el orden de los acontecimientos los relaciona como condición o causa.

 

2.- Las Guerras de Religión ensangrentaron Europa desde 1524 hasta 1697:

         —Guerra de los 80 años 1568-1648

         —Las Guerras de Francia 1562-1698

         —En el Reino Unido Las Guerras de los Tres Reinos o Guerras de las tres naciones (Inglaterra, Escocia, Irlanda) fueron una serie de conflictos armados en los que bajo la bandera de las diferencias religiosas entre protestantes y católicos se confrontaron cruentamente visiones políticas contrapuestas,  encarnizadas luchas dinásticas y disputas nacionales que tuvieron lugar entre 1639 y 1653 en Gran Bretaña, en una época en que los tres países se encontraban bajo unión personal de Carlos I Estuardo a título de Rey.

 

3.- En 1687, Isaac Newton publica Los Principia Mathematica, base de la ciencia moderna. En esta obra Newton esbozó su propia teoría del cálculo, definió las tres leyes del movimiento y la primera explicación rigurosa de su teoría de la gravitación universal. Las leyes del movimiento y de la gravitación vienen a sugerir la existencia de una especie de orden arquitectónico en el seno mismo del Universo, sive Gran Arquitecto del Universo.

 

4.- En 1689 la Revolución Gloriosa instaura en Gran Bretaña una monarquía parlamentaria, definida por la Declaración de Derechos (1689) que tuvieron que jurar Guillermo III de Orange y María II Estuardo (1689-1694) antes de ser coronados y se consolida en el Reino Unido la fórmula del gobierno parlamentario, "El Rey reina, pero no gobierna", el Gobierno surge del Parlamento.

 

4.- En 1703 Newton resulta elegido presidente de la Royal Society, de la que fue también miembro destacado Teófilo Desaguliers.

 

5.- En 1714 accede al Trono de Inglaterra una nueva dinastía protestante en la persona de Jorge I de Hannover.

 

 6.- En 1717, el día de San Juan Bautista –San Juan de Verano–, en la ciudad de Londres se asocian las cuatro primeras logias de francmasones que resignificaron la tradición gremial de los mazoneros inventando una nueva forma de sociabilidad. Tomaron el nombre de las tabernas londinenses en las que se reunían, a saber: «El ganso y la Parrilla», «La Corona», «El Manzano» y «La Jarra y el racimo de Uvas», estas logias comenzaron a funcionar consuetudinariamente federadas entre sí como Gran Logia de Londres y de Westminster en 1717.

 

7.- En 1723 son aprobadas y publicadas las Constituciones de los Francmasones, redactadas por dos ilustres masones especulativos: James Anderson y Teófilo Desaguliers.

 

—El articulo 1 de las Constituciones de 1723—

 

         En el artículo 1 de Las Constituciones de los Francmasones de 1723 se articula la idea de una nueva sociabilidad que deja atrás los odios y violencias de las guerras de religión, una sociabilidad definida por su finalidad esencial, llegar a ser el Centro de la unión, gracias a la resignificación de la tradición de los mazoneros operativos de los siglos anteriores.

 

Ese artículo primero fue redactado específicamente por Theophile Desaguliers que definió, de una manera práctica y operativa esa sociabilidad llamada a «unir lo disperso», decidida a relacionar a personas de diferentes fes y convicciones filosóficas, alimentando una conversación transversal entre personas separadas por su religión, sus orígenes sociales o culturales o sus circunstancias personales, o sea, practicar una sociabilidad improbable que permitiera crear lazos de fraternidad «entre personas que de no ser por la masonería [de suyo] nunca se hubieran llegado a conocer».


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         La condición sine qua non para que esa fraternidad fuera factible era articular un marco de referencia común, unos landmarks, una religación ética apalabrada entre todos, abierta a todos los que asumieran los linderos éticos establecidos, y convenir un método — o sea, el Rito— capaz de pautar una conversación ordenada, respetuosa y cálida, garantizada en el 1723 (s. XVIII) por el vínculo de la fraternidad operativa de los canteros libres y delimitada por los valores éticos de Bondad, Lealtad, Honor y Probidad que se reconocen como linderos morales inexcusables en el artículo 1 de las Constituciones de la francmasonería de 1723, a saber:

 

"Aun cuando en los tiempos antiguos los masones estaban obligados a practicar la religión que se observaba en los países donde habitaban, hoy se ha creído más oportuno no imponerles otra religión que aquella en que todos los hombres están de acuerdo, y dejarles completa libertad respecto a sus opiniones personales. Esta religión consiste en ser hombres buenos y leales, es decir, hombres de honor y de probidad, cualquiera que sea la diferencia de sus nombres o de sus convicciones."

 

         En 1877 bajo la presidencia del GM del Grand Orient de France, Frédéric Desmonds (s. XIX) esos valores éticos fueron completados con los valores de Libertad, Igualdad y Fraternidad.


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         La idea de una religación de carácter ético, definida en el artículo 1 de las Constituciones del XVIII rápidamente difundida —mejorada en el XIX por la inclusión realizada por el GOdF— propone una forma inclusiva de relación humana, que era completamente novedosa y paradógica en el siglo XVIII que podemos denominar «concordia discordante». Desde antiguo ha prevalecido en todas las sociedades el gusto por la unanimidad total, o sea el rechazo y el temor o el odio ante la diferencia, por eso no es una casualidad que la palabra misma del «nosotros» de las lenguas latinas tenga su raíz semántica en la negación de los otros: nosotros somos «no-otros».

 

         La sociabilidad masónica  desde 1723 tiene una fórmula de entendimiento afín con la idea misma de la democracia parlamentaria que nunca he visto escrita pero que me atrevo a formular así: «cuando en una situación de confrontación el plano de comprensión en el que se plantea el conflicto hace imposible el entendimiento cabe superar la situación y avanzar, ordenando una aceptación de ciertos desacuerdos cuando estos se producen dentro de una concordia constituyente que nos permite apalabrar las discrepancias y los conflictos —inevitables de una sociedad libre— de una manera no destructiva».

 

 

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—La logia como Centro de la Unión—

        

La Logia propicia el encuentro, la conversación, más allá de nuestras respectivas doctrinas [verdades, enseñanzas], convoca a varones y mujeres que están dispuestos a compartir una fraternidad filosófica con su lote de  gozos y decepciones, en un Centro de la Unión, en torno a un marco ético [religación] que compartimos como valores de referencia, dejando para cada uno sus particulares opiniones ideológicas o religiosas, con el objeto de establecer una constructiva concordia en todo aquello que garantice nuestra convivencia, y que nos permita el desacuerdo en el ámbito de nuestras opciones vitales, esas que tomamos a nuestro riesgo y ventura.

 

         La relación fraternal con hermanos y hermanas dispersos y contradictorios en sus formas de ver y entender el mundo, nos permite crear un espacio de unidad entre diferentes, que nos ayuda a reconocernos en aquello que nos une más profundamente y de modo más esencial: nuestra común humanidad.

 

¿Cómo podemos reducir el sufrimiento y la injusticia en el mundo?

¿Cómo podemos comprender el mundo sin recurrir a la magia, utilizando en su lugar la razón y la evidencia?

 

 

Concordia discordante (discrepante)

         Si esa forma de sociabilidad transversal, concordante en aquello que nos garantiza la paz y discordante en lo que nos garantiza la libertad de discrepar, sigue siendo rara incluso hoy, en 1723 fue una iniciativa realmente revolucionaria y transformadora porque rompía no sólo las rígidas barreras estamentales de la nobleza, la milicia y la marina, el clero, la burguesía y los gremios de los oficios y el artesanado, sino que también ponía re-mediación a los odios teológicos provocados por las diferencias religiosas y políticas que habían ensangrentado Europa durante más de cien años, con las llamadas Guerras de Religión, desde 1524 hasta aproximadamente 1697.

 

La concordia no hay que confundirla con la unanimidad, ni siquiera con el acuerdo. «La diversidad de lo humano, la índole conflictiva de la vida, tanto la privada como la colectiva, excluye la homogeneidad, la unanimidad, que siempre es impuesta, precisamente a costa de la verdad, de su desconocimiento o falsificación. El desacuerdo es muchas veces inevitable. Pero no se puede confundirlo con la discordia». La discordia «es la negación de la convivencia, la decisión de no vivir juntos los que discrepan en ciertos puntos». Julián Marías las cosas coexisten, pero «convivir es vivir juntos, y se refiere a las personas como tales. Es decir, con sus diferencias, con sus discrepancias, con sus conflictos, con sus luchas dentro de la convivencia, de esa operación que consiste en vivir juntos».



La sociabilidad masónica puede definirse paradójicamente como una Concordia discordante ( o discrepante) abierta a la constructiva pluralidad de lo humano, del mismo modo que lo es la sociabilidad parlamentaria...una sociabilidad disputada en un marco constituyente que nos garantiza la Paz y la Libertad.◼︎



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(*) Referencias Javier Otaola. Licenciado en Derecho en 1977, Universidad de Deusto-Bilbao. Otaola ejerció como abogado hasta 1982 en los Colegios de Bilbao, Vitoria y Madrid, es Letrado del Gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca desde 1982 y fue Defensor vecinal-Herritarren Defendatzailea de la ciudad de Vitoria-Gasteiz durante ocho años. Promotor y animador del Foro Club de los Iguales-Gure Artean, Amigo de Número de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País/Euskalerriaren Adiskideak Elkartea, socio de la Asociación de Escritores de Euskadi/Euskadiko Idazleen Elkartea, y de otras asociaciones culturales, mediadoras, y filantrópicas. Iniciado en Masonería en 1979 en la Logia La Tolerancia (Bilbao), cofundador de la Logia Manuel Iradier en 1993 (Vitoria-Gasteiz), de la Logia de Estudios Theorema, (1997) y del Triángulo Augusto Barcia 2011, (Oviedo); ha sido Gran Maestro de la Gran Logia Simbólica Española (GOEU) (1997-2000) y Presidente de la internacional masónica CLIPSAS (1997-1999). Javier Otaola es autor de ensayos masónicos como La Metáfora masónica. Razón y sentido, Fragmentos de un discurso masónico, En el umbral de la logia, La masonería en persona(s), junto a Valentín Díaz, La logia y la ley del deseo, Masonería y Hermenéutica. Un mundo problemático, junto a Andrés Ortiz-Osés, Una mirada a la logia, junto al fotógrafo chileno Sebastián Utreras. Y de otros ensayos como Laicidad, una estrategia para la libertad, Ciudadanía e identidad, Testutxoak, Cristianismo sin embargo. También ha escrito varias novelas: Brocheta de Carne, As de Espadas y Mamá ha muerto. Otaola es colaborador habitual de Claves de Razón Práctica, EL CORREO, EL PAÍS, Euskal Irratia Telebista y de otros medios.

 

        

 

 
 
 

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