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Tiempos de estoicismo, por Javier Otaola



Tiempos de estoicismo




No es casualidad que el pensamiento estoico, se haya visto favorecido por la zozobra de la pandemia, y que el público haya mirado hacia las obras y comentarios de sus autores de referencia, Epícteto, el hispano Séneca, el emperador Marco Aurelio, Zenón…, o nuestro querido Michel Eyquem y Villanueva, Señor de Montaigne inventor de los Ensayos, y vecino de nuestra amistosa ciudad de Burdeos.



No debería ser una sorpresa, ya que la actitud estoica cuadra muy bien con la condición humana y con nuestra problemática naturaleza. Lo que pretenden los filósofos estoicos es básicamente una finalidad práctica, pero no por ello sencilla: enseñarnos a asimilar las incomodidades y reveses de la vida con una actitud no estólida pero sí serena, que nos lleve a hacer todo lo que esté en nuestra mano para superar o sortear los problemas, y cuando no queda más que afrontarlos sin remedio desarrollar en nosotros la entereza de ánimo y la paciencia de espíritu para soportarlos sin dejarnos aplastar por ellos.



El The Times Book Review ha seleccionado el mejor título de no ficción del año y el mayor éxito commercial del de un autor estoico moderno de todos los tiempos al libro de Ryan Holiday, que lleva recomendaciones en su solapa del exSecretario de Defensa James Mattis y del actor Matthew McConaughey. Su título es “El obstáculo es el Camino. The Obstacle Is the Way” (2014) y ha vendido más de 283.000 ejemplares, lo que para un libro de filosofía ética no es mal record. Ha sido además un ejemplo de éxito Covid ya que sus ventas se incrementaron un 37% en 2020 respecto de 2019.



Otra opción estoica a nivel global que hay que celebrar es la consolidación del Taller Anual —on line— conocido como Stoic Week, un curso que se originó en la Universidad de Exeter en Inglaterra. La Semana Estoica consiste en un encuentro universitario abierto al público que se desarrolla a lo largo de siete días con tutorías y mini-conferencias dedicadas a autores y pensamiento estoico, así como evaluaciones en los que se analizan nuestras estrategias de satisfacción con la vida. La matrícula no tiene coste. No es un mal plan.


Una tradición filosófica tan Antigua como el estoicismo no tiene, como cabe esperar, una única formulación, sino que ha sufrido a lo largo de los siglos múltiples revisiones y refinamientos, aunque eso no destruye los elementos esenciales de ese pensamiento que siempre pueden ser reconocidos a través del tiempo, a saber:

(1) El buen carácter o la virtud es el único bien verdadero y debemos gastar nuestra vida en su búsqueda.

(2) La Virtud es nuestra propia recompensa y de alguna manera es el mejor camino para alcanzar alguna forma de felicidad, cultivando además una actitud benévola para con nuestros semejantes.

(3) Evitar la queja constante, huir de la murmuración y de la autocompasión,

(4) Asumir mentalmente todos los acontecimientos desagradables que nos pueden acaecer, de modo que estemos preparados para afrontarlos, pero sin caer en la obsesión. Y sobre todo

(5) Atenernos al principio de que sólo debemos pre-ocuparnos de aquellos problemas de los que realmente podamos ocuparnos. Distinguir siempre lo que podemos controlar de aquello que no podemos controlar.


Otra regla de oro del Estoicismo es cultivar nuestra atención, no desperdiciarla en cosas que no valen la pena y no dejar que nadie nos la robe. Somos a la postre aquello a lo que entregamos nuestra atención, por eso la atención se presta pero no se entrega sin renuncia.


Ese gusto por vivir atentamente, comienza en el estoico con la atención a sí mismo, mediante lo que nuestros profesores jesuitas llamaban el examen diario de conciencia pero que Montaigne llama “la revisión diaria”. No para flagelarnos por nuestros eventuales errores sino para reconocer nuestros progresos. Sabiendo al comienzo del día que al anochecer repasaremos nuestros actos seremos más cuidadosos en nuestras decisiones de cada día.


Me ha tocado, como a muchos, en estos días pasar el Covid, ——probablemente la cepa Omicron— y gracias al refuerzo de las vacunas finalmente no ha sido tan terrible; se hace verdad una vez más lo que decía Séneca “Hay más cosas, Lucilo, que nos asustan que cosas que nos pueden aplastar”. “Sufrimos más con la imaginación que con la realidad”.


Feliz y estoico año 2022.


@Javier_Otaola

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