Conferencia sobre La Ilustración escarmentada por Estrella Rojo y Javier Otaola.
- Diccionario subjetivo

- 15 sept
- 7 Min. de lectura
Introductor por parte del ATENEO, Carlos Mendoza.
Intervinientes
Estrella Rojo y Javier Otaola

Mi conferencia, y mi libro del mismo título, quieren ser un homenaje al fundador de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, la primera de las creadas en España —Don José María de Aguirre, Conde de Peñaflorida— fallecido hace 240 años, en febrero de 1785, en su villa natal, Bergara.
—Mi libro puede leerse, como un dietario de reflexiones breves, sobre mis lecturas filosóficas de los últimos años y sobre mis propios "escarmientos" vistos desde la perspectiva de mi condición de sexagenario.

Admirador de esa sociabilidad ilustrada que representan las Sociedades de Amigos del País tuve el honor de ingresar en la sección de Álava de la Bascongada a finales del siglo pasado. Esa noble tradición intelectual y moral está estrechamente unida a los ideales de ilustración y progreso del s. XVIII, pero hoy, en este inquietante s. XXI, es obligado repensar las ideas de ilustración y progreso, no para derogarlas sino para hacerlas más reales y eficientes.[1]

El siglo de las Luces, abre la época moderna, la era del progreso, reduce el valor del pasado, donde se ancla la Tradición. La Ilustración apuesta sobre el futuro y se hace «futurocentrista»: Lo mejor está por venir.
Se preguntaba Sergio C. Fanjul en su interesante artículo del pasado 23.2.25 en la sección de IDEAS EL PAIS. ¿Se acabó el progreso? ¿Aún es posible? Y cita a Johan Norberg, autor del ensayo —Abierto: la historia del progreso humano— (Deusto, 2021) para señalar el valor constituyente que tiene esa idea-motor: “La idea de progreso creó el mundo moderno”. ¿Y qué juicio nos merece el Mundo Moderno después de la dos Grandes Guerras Mundiales, después del holocausto armenio tras la deportación forzosa y el intento de exterminar la cultura armenia. Entre un millón y medio y dos millones de civiles armenios fueron perseguidos y asesinados por el gobierno del Comité de Unión y Progreso en el Imperio otomano, entre 1915 y 1923. Y luego el Auschwitz de Hitler, y luego el GULAG soviético, y el genocidio camboyano obra del régimen comunista de los Jemeres Rojos entre 1975 y 1979.
El Parlamento Europeo aprobó el 19 de septiembre de 2019 la Resolución sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa, que condena los crímenes cometidos por los regímenes nazi y comunista a lo largo del siglo XX con 535 votos a favor, 66 en contra y 52 abstenciones. La resolución condenaba que «ambos regímenes cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones, y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la humanidad».
—¿Qué puede significar ser ilustrado hoy?
La Ilustración y el pensamiento democrático y liberal estan vinculados con la idea moral y el propósito del progreso, que surge en Europa occidental en el s. XVIII como una mirada de optimismo sobre la capacidad del ser humano para aumentar su conocimiento sobre el mundo y sobre sí mismo. Con la Ilustración se abre paso la idea de que hay al menos dos clases de "conocimiento" con diferentes ambiciones y diferentes medios de verificación. De un lado, un conocimiento objetivo y verificable, que trata de hechos medibles y computables que se somete a constantes procesos de comprobación pública por todos y que puede conducirnos a una sociedad cada vez más justa y pacifica; y por otro lado un tipo de conocimiento que versa sobre lo subjetivo y lo social o sea, sobre lo humano, que no admite una verificación fácil, pero sobre el cual hemos ido articulado consensos, alcanzados arduamente, en muchas ocasiones a base de dolorosas experiencias. En el siglo XIX el conocimiento de la sociabilidad humana, ha sido sometido a una mirada desconfiada y muy crítica por parte de tres grandes pensadores, desvelando la "sospecha" de autoengaño que se esconde en el discurso ilustrado, moderno y progresista en su consideración de la condición humana.
Esos pensadores son Marx, Freud y Nietzsche, los denominados (Paul Ricoeur) filósofos de la sospecha, que nos advierten que la optimista conciencia moderna, se autoengaña, consciente o inconscientemente, ocultando las poderosas pulsiones que se esconden bajo nuestras grandes palabras: Marx, denuncia que nuestros ideales ocultan en realidad nuestros intereses materiales, ya sean de clase, de nación, de género...; Freud, nos advierte que nuestra racionalidad está condicionada por nuestras pulsiones narcísicas y libidinosas que se esconden en nuestro inconsciente; Nietzsche, el más nihilista de los tres, denuncia que pasamos por alto que en el fondo de nuestra consciencia anida una ciega y constante fuerza de voluntad de ser (voluntad de poder la denomina), que todo lo impregna. Por otro lado, el salto del "progreso" al "progresismo" se ha hecho especialmente problemático en el s. XX, cuando nos percatamos de que la etiqueta de "progresista" ha sido adjudicada durante muchos años a personajes como Lenin, Stalin, Molotov, Lavrenti Beria, Mao, Fidel Castro, Breznev, Suslov, Ceaucescu...y le ha sido negada a otros como Winston Churchill, Adenauer, De Gaulle, Dwight D. Eisenhower, De Gasperi, Robert Schuman, o a intelectuales como Hannah Arendt, Ortega y Gasset o Albert Camus ¿Quién ha hecho, en realidad, más por el progreso en sus respectivos ámbitos, aquellos o estos? ¿Quizá el progreso ha sido el resultado dualéctico de la confrontación entre unos y otros?

El año 2025 se ha inaugurado con la segunda presidencia USA de un personaje como Donald Trump — una especie de Gil y Gil en la Casa Blanca, narcisista, ignorante y mentiroso patológico— que, sin embargo, se publicita a sí mismo como un ejemplo universal de grandeza, al crudo estilo de un businessman sin escrúpulos. En sus primeros meses de ejercicio presidencial ya ha amenazado a Canadá, México, Panamá, Dinamarca, ha avalado la deportación de los palestinos de Gaza y en estos momentos ha declarado que se va a dar un tiempo para decidir si apoya o no con bombardeos norteamericanos sobre Irán..., en lo económico ha reducido drásticamente el gasto social en USA, ha iniciado una guerra comercial contra sus vecinos y contra la Unión Europea y ha sumado —contra la posición de Europa— el voto de EE.UU con el de Vladimir Putin en una declaración del Consejo de Seguridad, en relación con el fin de la invasión de Ucrania..., ha dado por buena, sin ningún rubor el plan deportación de dos millones de palestinos de Gaza, comprometiéndose para, una vez evacuados a la fuerza o asesinados por la violencia genocida desatada contra ellos, construir en la zona un espacio turístico de lujo al estilo de la Riviera francesa, (sic)...según palabras del mismo Donald Trump.
Mi respuesta a la pregunta de Sergio S. Fanjul sobre si es posible seguir siendo ilustrados, hoy, es "A pesar de todo...sí": el progreso y la Ilustración siguen siendo posibles, pero no al estilo s. XVIII, ni siquiera al estilo XIX o XX sino al estilo. XXI, o sea una Ilustración escarmentada, menos ingenua, más exigente y más consciente de los factores irracionales que forman parte de nuestra condición humana.
Después de lo que nos han enseñado, de nosotros mismos, los Maestros de la Sospecha: Marx, Freud y Nietzsche, en el s. XXI tiene que ser una Ilustración más experimentada, más sabia y menos ingenua, o sea, escarmentada. El significado de la palabra escarmiento en español está asociado con algo que conlleva dolor o vergüenza. Al parecer la palabra escarmentar proviene del antiguo verbo escanir (hacer burla de alguien), de donde también tenemos escarnecer. Tiene sinónimos que confirman ese campo semántico: correctivo, frustración, desengaño, desilusión... en la sabiduría histórica del euskera guipuzcoano "escarmiento" se traduce simplemente como "experiencia". Hace unos años, paseando por el pueblo Lazkao en el corazón de Guipúzcoa vi un anuncio que decía «Se necesita secretaria con gran escarmiento» (Eskarmentu handia duen idazkaria behar da). Fue una epifanía. Que en euskera guipuzcoano la palabra eskarmentu signifique «experiencia» desvela, a mi juicio, una profunda sabiduría existencial, que coincide, además, con mi propio escarmiento vital. Es una gran verdad: ganar experiencia en el trabajo, en el amor y en general en la vida, conlleva, habitualmente un cierto regusto amargo de tanteos fallidos, desengaños y vergüenza. Asumir esa realidad con naturalidad y sin aspavientos me parece muy sabio. La experiencia, propia y ajena, nos transmite una sabiduría no teórica sino práctica, adquirida con esfuerzo y con dolor. Una experiencia que se preserva en usos y costumbres, ya sea como sociedad general, como gremio, como familia... o comunidad política. La tradición guarda memoria de lo que otros, antes que nosotros, han aprendido, no tanto de las hermosas ideas o de las teorías, como de la prueba y error...y a veces del horror.
La literatura nos ofrece cuatro parábolas postmodernas de esos sueños utópicos que fácilmente se hacen distópicos, a saber: en la terrorífica República de Gilead en El Cuento de la criada de Margaret Atwood; en Rebelión en la granja, y en 1984 de George Orwell, o en Un Mundo Feliz de Aldous Huxley.
Hoy podemos reconocer, mejor que nunca, lo que es verdaderamente progreso, y cito a Daniel Innerarity en su artículo Los reaccionarios. EL PAIS. 21 MAY 2024: «Todos sabemos qué es el progreso –la abolición de la esclavitud, el crecimiento en los derechos, la eliminación de la desigualdad…–, pero también que ciertos movimientos que solemos calificar como progresistas o no lo son del todo o no sabemos exactamente por qué lo son».
En efecto, lo progresivo de hoy 2025, no tiene que ser lo que así se denominaba en el pasado, y hoy puede ser verdadero progreso lo que antaño no fue considerado como tal. Lo progresivo en un momento determinado puede ser acelerar, pero en otro puede ser desacelerar, incluso frenar y rectificar.
Habrá genuino progreso y verdaderas luces allá donde los seres humanos podamos razonablemente, —o sea, no como ángeles perfectos, ni como dioses omnipotentes, sino como frágiles seres humanos— vivir en Libertad, convivir en Igualdad y compartir Fraternidad.

***
[1] Reinhart Koselleck ha pasado a la posteridad por ser, junto a Werner Conze y Otto Brunner, el editor del portentoso diccionario Conceptos históricos fundamentales. Léxico histórico del lenguaje político-social en Alemania, del que se han extraído las tres voces que se reúnen en el presente volumen. Koselleck fue el principal proveedor de las directrices programáticas de esa cartografía conceptual de la modernidad, a la par trabajo teórico y de campo, historia conceptual uncida a una teoría de los tiempos históricos. En el lapso temporal cubierto por dicho programa, de 1750 a 1850, se forja y adquiere pregnancia la tríada conceptual aquí propuesta: Ilustración, progreso, modernidad.




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