Marx, Nietzsche y Freud: los maestros de la sospecha
El siglo XX ha sido un siglo terrible en el que se han producido grandes avances científicos, tecnológicos y sociales y al mismo tiempo hemos sufrido hechos ( el Holocausto, el GULAG, Hirosima...) de una violencia y una crueldad que pensábamos no podían suceder en un mundo tan desarrollado y tan racional como el que habíamos llegado a construir.
No es casualidad que este siglo haya estado tan influido por un pensamiento que nos invitaba a sospechar de nuestra racionalidad, de nuestra supuesta civilidad, de nuestra propia condición de sujetos humanos.
Vamos a intentar conocer a los Maestros de la Sospecha, aunque no tenemos que comprarles, necesariamente, su mercancía, seguramente aprenderemos a desconfiar de nosotros mismos y de nuestras seguridades. Nos haremos quizá más cautelosos.
En 1965, el filósofo francés Paul Ricoeur [1] (Valence (Charente), 27 de febrero de 1913 - Châtenay-Malabry, 20 de mayo de 2005) señala a Marx, Nietzsche y Freud como los filósofos de la sospecha o los maestros de la sospecha. Ricoeur encuentra que los tres cuestionan la noción de sujeto, que es la base sobre la que se había elaborado la filosofía moderna: Descartes, Newton, Locke, Kant...
Marx, Nietzsche y Freud nacieron en el siglo XIX pero los efectos de su pensamiento se han proyectado con una gran influencia hasta finales del siglo XX.
Sospechan del Yo cartesiano, y de la Razón ilustrada, divinizada en el siglo XVIII, demasiado segura de sí misma.
Marx, Nietzsche y Freud nos descubren la existencia de mecanismos de autoengaño que anidan en nuestra propia interioridad, que nos obligan a repensar nuestra condición de Sujetos por causa de nuestras limitaciones y condicionantes.
Somos aparentemente un Yo pero no somos un Yo soberano e indiscutible, dentro de ese Yo anidan condicionantes ideológicos y otras instancias psíquicas con las que vivimos en una especie de guerra civil permanente.
Los Maestros de la Sospecha sospechan que la sociedad occidental está sustentada, al menos en el discurso público en la creencia ingenua en la razón, en el progreso y en la preeminencia de un sujeto libre y soberano. Y se niega a ver los múltiples factores irracionales individuales, los atavismos colectivos y las regresiones que nos rodean.
Sospechan y cuestionan el ingenuo racionalismo que domina la época y señalan la radical problematicidad de la condición humana y de su propia autoconciencia.
Algunas precisiones terminológicas.
La conciencia "representativa" es saber algo dándonos cuenta de que lo sabemos, o tener una experiencia pudiendo darnos cuenta a nosotros mismos de que la tenemos.
La conciencia reflexiva —que es la que nos hace específicamente humanos— se refiere a mi mismo: yo tengo conciencia de que yo soy y sé; es decir yo soy un sujeto que me conozco como tal y que sé cosas del Mundo y de mí mismo, capaz de pensar el Mundo y de pensarme a mí mismo.
Los Maestros de la sospecha ponen en cuestión la noción clásica de sujeto, y del Yo por considerarla demasiado INGENUA ya que ese Sujeto está minado por condicionamientos económicos y sociales y lo que es más grave aún: en su propia interioridad se esconden realidades psíquicas con vida propia que le contradicen.
(1818-1883) La clave está en los Medios de Producción
Marx considera que el motor del cambio social NO son las ideas, no es la Dialéctica del Espíritu de su maestro Hegel; Marx retiene la idea de la Dialéctica pero le da la vuelta y define otra Dialéctica de las fuerzas de producción: El Materialismo Histórico.
El mundo cambia siguiendo los cambios de los Medios de producción: La fuerza esclava en las sociedades esclavista, la tierra en la Edad Media, la industria en el Capitalismo...., y la fuerza de trabajo humana en el utópico socialismo.
La conciencia del individuo se autoengaña por causa de sus intereses económicos y materiales, según Marx no es el Sujeto, ni siquiera el Hombre el que crea los valores sino que estos son producidos por el desarrollo de los Medios de Producción, que son en última instancia los que construyen la Cultura y los Valores sociales.
Friedrich Wilhelm Nietzsche : la clave está en la Voluntad de Posibilidad (Poder) ( EL VUELO DE LA LECHUZA)
Röcken, (15 de octubre de 1844-Weimar, 25 de agosto de 1900)
Nietzsche apela como Ortega a los innumerables sentidos al «perspectivismo».
Son nuestras necesidades las que interpretan el mundo para nosotros.
Nietzsche, el profeta de la Muerte de Dios declara que no existe ningún otro valor que no sea la Vida misma, y la Vida sólo cree se funda en la Voluntad de Posibilidad, (poder) en el impulso de extenderse y hacerse más fuerte, en definitiva en PREVALECER.
Nietzsche es el profeta de la Muerte de Dios: el gran cambio.
Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Cómo podríamos reconfortarnos, los asesinos más grandes de todos los asesinos? El más santo y el más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos: ¿quién limpiará esta sangre de nosotros? ¿Qué agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados deberíamos inventar? ¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿Debemos aparecer dignos de ella?
Nietzsche, La gaya ciencia,
Nietzsche impugna la Modernidad y propugna una especie de vuelta al paganismo, a los viejos dioses 'ateos' de la Grecia clásica Dionisio y Apolo...que no son sino representación de las fuerzas propias de la vida: la guerra, la pasión sexual, la excelencia, el coraje, la belleza, la fuerza... e impugna los valores del Cristianismo y también del democratismo ilustrado y del socialismo que para Nietzsche no serían sino una especie de cristianismo secularizado, es decir: un pensamiento basado en la envidia y el resentimiento de los débiles contra la vida; Nietzsche apuesta por superar el nivel del simple hombre, hecho de espíritu de rebaño, debilidad y resentimiento y dar paso al Superhombre que aspira a la soledad de las cumbres y que desprecia toda autocompasión, asume sin miedo su finitud y vive la vida con una alegría trágica.
Freud: la clave está en el Inconsciente. La mayor parte de la psique humana es irracional
Freud (1856-1939)
Freud percibe un Sujeto humano con tres instancias psíquicas en su interior que viven en conflicto : El SuperYo, el Yo y el Ello.
El Yo cartesiano del Cógito en realidad está dividido en su interior.
Nuestras pulsiones inconscientes limitan la libertad aparente del Yo. Muchas de nuestras motivaciones son irracionales y están causadas por nuestro inconsciente.
El ser humano vive guerra civil constante entre sus instintos, los impulsos destructores y su ambiente cultural. Una guerra sin fin entre el Principio de placer y el Principio de realidad.
Conclusiones
¿Y si aplicamos sus propias sospechas a los maestros de la sospecha?
¿Después de los Maestros de la sospecha se puede hablar de la libertad del ser humano?
¿Qué filosofía cabe después de los maestros de la sospecha?
El existencialismo. Kierkegaard, Ortega y Gasset, Heidegger, Sartre, Vattimo...
Teoría de la Comunicación: Habermas, Witgensttein...
Hermenéutica: Paul Ricoeur, Gadamer, Ortiz-Osés...
[1] Jean Paul Gustave Ricœur (Valence (Charente), 27 de febrero de 1913 - Châtenay-Malabry, 20 de mayo de 2005) fue un filósofo y antropólogo francés conocido por su intento de combinar la descripción fenomenológica con la interpretación hermenéutica. Su pensamiento se ubica en la misma tradición que otros notables fenomenólogos hermenéuticos como Edmund Husserl y Hans-Georg Gadamer. En el año 2000 fue galardonado con el Premio Kioto en Artes y Filosofía por haber "revolucionado el método de la fenomenología hermenéutica expandiendo el estudio en el ámbito de la interpretación textual para incluir nuevos dominios como la mitología, la exégesis, el psicoanálisis, la teoría de la metáfora o la narratología."
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