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La ciudad de Gibraltar

EL CORREO. 16.Enero.2021










Por razones familiares tengo desde hace años —mi mujer es de La Línea de la Concepción— una relación personal con la ciudad de Gibraltar, y es raro el año que no la visite; he asistido al cambio y progreso que ha experimentado esa vieja y gloriosa ciudadela-guarnición desde la histórica apertura de la Verja hasta la actualidad y me ha interesado la peripecia histórica de la Roca desde el Tratado de Utrecht de 1711. Me felicito por la rápida e inteligente actuación de la ministra de Relaciones Exteriores, Arancha González Laya, y su gestión del principio de Acuerdo que se ha suscrito tras la salida del Reino Unido de la Unión. La propia Ministra ha resumido en una frase el significado de este acuerdo y el horizonte que a largo plazo se abre en la siempre vidriosa cuestión de la Roca: “En la larga historia de nuestras relaciones con el Reino Unido, relacionadas con Gibraltar, hoy nos enfrentamos a un punto de inflexión”.


A partir de este Acuerdo, la ciudad de Gibraltar, —que en el referéndum del Brexit votó casi unánimemente por la permanencia en la Unión ( 96% )— podría unirse a programas y políticas de la Unión siempre con España actuando como garante: “Schengen se aplicará a Gibraltar, y España asumirá la responsabilidad como Estado miembro”, en estas condiciones será posible la abolición de los controles con Gibraltar. No olvidemos que España es la puerta de Europa para Gibraltar.


No es el momento de hacer futuribles muy precisos, — nadie sabe a ciencia cierta cómo será el futuro— pero es legítimo pensar que la nueva situación producida por el Brexit, es muy lesiva para los intereses económicos y sociales de Gibraltar y a mi juicio la defensa de esos intereses propicia un paulatino proceso de acercamiento al Reino de España sin perjuicio del mantenimiento de las originales peculiaridades históricas, lingüísticas y políticas de la Roca.


No es el momento de alimentar resentidos patrioterismos hispanos ni viejunos e imperiales jingoísmos británicos. Es el momento de Europa. Y para la Roca, Europa es España.


Uno de los primeros acercamientos entre España y la Roca —y no pequeño—vendrá impuesto por la aplicación del sistema de control de fronteras europeo Frontex que conlleva la presencia de las fuerzas de seguridad españolas en Gibraltar, que tendrá que concretarse en los detalles técnicos que habrán de irse acordando en este año 2021.



El principio de acuerdo tendrá todavía que discutirse en Bruselas, donde la Comisión Europea, —contando con España— será la responsable de las negociaciones con Londres para convertir el Acuerdo en un Tratado Internacional. El Gobierno tory de Boris Johnson abogará, lógicamente, por soluciones que no pongan en cuestión el principio de su soberanía sobre la Roca, pero aún dando eso por supuesto, me parece que la posición del Reino Unido, con el Brexit se ha debilitado, y los intereses políticos y económicos de Gibraltar, como los de Escocia van a gravitar a partir de ahora en una órbita nueva.


La negociación del futuro Tratado será ardua y se van a plantear espinosas cuestiones de control de fronteras exteriores de la Unión, de jurisdicción y aranceles , y en estas materias los intereses reales de la Roca han cambiado; el propio gobierno gibraltareño viene abogando desde hace tiempo para que la ciudad de Gibraltar se una al área Schengen con abolición de controles fronterizos, una medida que implica lazos más estrechos entre la Roca y la UE.



Desaparecerá la frontera con España y otros países que forman parte del espacio Schengen, de modo que podremos cruzar libremente a Gibraltar mientras que se mantendrá la frontera (aérea y marítima) con el Reino Unido que estará sujeta a control de pasaportes.


Los gibraltareños son conscientes de sus intereses y en el referéndum de 2016, votaron de manera apabullante por la permanencia en Europa. Y para Gibraltar Europa pasa necesariamente por España. De momento las disputas de soberanía entre el Reino de España y el Reino Unido quedan aparcadas, pero una nueva dinámica de relación y de compenetración entre España y la ciudad portuaria de Gibraltar ha comenzado, relación que reconecta con el origen histórico de la ciudad cuyo escudo fue otorgado el 10 de julio de 1502, nada menos que por la reina Isabel I de Castilla y desde 1982, la bandera de Gibraltar se compone de los elementos de su escudo. La Roca no ha renunciado a su pasado y me atrevo a pensar que no va a renunciar a su futuro.



Javier Otaola.

Escritor.

Miembro de número de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.






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