Publicado en EL CORREO. 6.1.2022
No será fácil olvidar esa fecha. Nosotros tuvimos el “tejerazo” del 23-F y por nuestra historia sabemos que no podemos tomarnos esas intentonas a la ligera, pero nunca pensamos que los Estados Unidos podrían llegar a vivir un episodio de vergüenza e infamia de esa naturaleza: un asalto al Capitolio espoleado por el Presidente saliente, una noche de humo y vidrios rotos, antorchas y derramamiento de sangre, — cinco muertos—.
Esta semana el NYT ha publicado, urbi et orbi, una editorial suscrita por el Consejo Editorial con el título Cada día es 6 de enero, es ahora. en el que hace un dramático llamamiento al pueblo de los Estados Unidos de América, para que no mire para otro lado. Trump no ha cedido un ápice en su narrativa interesadamente paranoica, y el Partido Republicano ha comenzado una política legislativa en los Estados de la Unión en los que se siente fuerte para dificultar el voto de las personas, con amenazas más o menos anónimas que prometen asesinar a los políticos que se atrevan a votar en conciencia. Donald Trump no ha rebajado ni un ápice sus desenfrenadas mentiras y sus oceánicos resentimientos. Por eso advierten los editorialistas del NYT: El 6 de enero no está en el pasado; es todos los días.
Gracias en gran parte al trabajo de una Comisión de investigación bipartidista en la Cámara de Representantes, se están conociendo hechos graves que implican responsabilidades políticas. El ridículo y la vez terrorífico espectáculo de aquella horda armada, que provocó cinco muertos, no fue lo más grave de todo. Según la Comisión -bipartidista- hubo una estrategia articulada para intentar revertir los legítimos resultados electorales que daban la mayoría al Presidente Biden. Y esa estrategia, implicó hasta la Oficina Oval, donde— según el New York Times— Donald Trump y sus aliados planearon un autogolpe constitucional. (¡¡¡)
El trabajo de esa comisión continua y ha programado audiencias públicas para el nuevo año y planea publicar un informe completo de sus hallazgos antes de las elecciones de mitad de período.
Ese informe va a tener una trascendencia que no es fácil exagerar y va a ser de lectura obligada porque ahí se va a jugar un momento destinal de los Estados Unidos y en cierto modo del mundo tal y como lo hemos conocido
De no ser así podría seguir el proceso de desfederalización de los Estados Unidos mediante leyes estatales que permitan sabotear sus propias elecciones federales y anular la voluntad de sus votantes, escamoteando el recuento de los organismos oficiales y dejándolo en manos de organizaciones privadas.
Estas leyes se están proponiendo y aprobando en Estados como Arizona, (el Estado con mayor emigración vasca) Wisconsin, Georgia y Pensilvania, precisamente en los Estados donde en la campaña 2020 Trump intentó desacreditar la limpieza de las elecciones, demandando nuevos recuentos o intimidando a los funcionarios para que encontraran votos "faltantes". El “trumpazo” fracasó gracias a la integridad de los funcionarios electorales, que han sido a posteriori represaliados por las Administraciones republicanas de esos Estados.
El partido republicano no está perdido del todo, en la historia ha dado grandes líderes. Me acuerdo precisamente del senador republicano John McCain, un héroe de guerra y un político con grandeza que tuvo que sufrir las miserables rabietas de un tal Donald Trump pero que vio enseguida que ese “personaje” no tenía la dignidad moral mínima para personificar la grandeza de la Presidencia de los Estados Unidos.
Merece especial mención también por su coraje personal y político el papel que jugó en ese aciago día el vicepresidente Mike Pence, quien como vicepresidente también presidía el Senado, y que envió una carta a sus colegas senadores, anunciado que pensaba cumplir con su deber constitucional certificando la elección del nuevo presidente y vicepresidente, aunque todo el mundo sabía que el propio Trump le había presionado para que traicionara sus obligaciones constitucionales.
Otro republicano que estuvo a la altura fue el senador Mitch McConnell; jefe de los republicanos en el Senado, que durante toda la legislatura apoyó a Trump hasta el límite de lo legal; pero el 6 de enero de 2021, comprendió la gravedad del momento y pronunció un grave discurso que puso en evidencia, y destruyó, el autogolpe que estaban perpetrando Trump y los suyos.
Está visto que todos los sistemas legales, los juegos de pesos y contrapesos de las instituciones son fundamentales para garantizar el correcto funcionamiento de los Instituciones que están más allá de las personas, pero también es cierto, que en la política hay momentos en que todo o casi todo puede pender de un hilo que se sostiene en el coraje personal y en la lucidez de unos pocos hombres y mujeres concretos que son capaces de sobreponer los intereses generales a los espurios intereses personales o partidistas.
Quizá los Estados Unidos como la ciudad de París podría tener como lema constitucional el Fluctuat nec mergitur. [1]
Javier Otaola.
[1] Fluctúa pero no se hunde.
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