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El pastor Teófilo Desaguliers y la fundación de la Francmasonería, 380 Aniversario, por Javier Otaola


Desaguliers, John Theophilus. 380 Aniversario de su muerte.


Desde mis primeras lecturas en logia me sentí atraído por la personalidad de Teófilo Desaguliers que ocupa un lugar destacado en el origen de la francmasonería moderna o especulativa, que no es la de la Edad Media, aunque se inspira y usa del simbolismo gremial del Medievo. La francmasonería especulativa moderna tiene su cuna en un tiempo y en un lugar definido, a saber: el Londres de principios del siglo XVIII: el denominado siglo de las Luces, el siglo educador, como lo llamara Ortega y Gasset. La tradición gremial de los constructores queda resignificada en 1717-1723 como una sociabilidad no doctrinaria, especulativa, moderna y transversal que no está petrificada en un pasado mítico, sino que es una tradición viva y evolutiva, a la que la Gran Logia Simbólica Española se mantiene fiel.


            Teófilo Desaguliers es el hombre que junto con James Anderson redactó las denominadas Constituciones de los Francmasones de 1723 publicadas por la Gran Logia de Londres y de Westminster que puede considerarse la Carta fundacional de la masonería moderna o especulativa, más moderna y transversal que las Constituciones reformadas posteriormente; Desaguliers fue específicamente el redactor del trascendental Artículo Primero. Las Constituciones resignifican las antiguas guildas o cofradías de canteros o mazoneros (freemasons) ya desaparecidas como tales pero que habían pervivido, de alguna manera, como sociabilidad, dándoles una nueva agenda y un nuevo sentido como metáfora de lo humano y prefiguración de la sociedad democrática y la política parlamentaria..



            Jean Theophile Desaguliers nace francés en el seno de una familia protestante, su padre era pastor hugonote, en la ciudad de La Rochelle. Jean Theophile vio la luz el 12 de marzo de 1683, —se cumplen 340 años de su nacimiento en 2023—: como muchos otros hugonotes, debido a la abolición de la libertad religiosa acordada por Enrique IV de Borbón en el Edicto de Nantes [1] y a los ataques de las tropas del cardenal Richelieu a La Rochelle, su familia tiene que emigrar a Londres donde Teófilo vivirá hasta su muerte en un día bisiesto: el 29 de febrero de 1744, a la edad de 60 años. En Londres estudiaría y se haría miembro de la Iglesia de Inglaterra, se casaría con Joanna Pudsey en 1712.


            Educado en Christ Church College, se dedicó al estudio de la filosofía. Se incorporó a la Royal Society [2], — Nullius in verba— trató y mantuvo amistad con el mismo Newton de cuya obra fue divulgador— y en la que tuvo un papel muy activo siendo el único miembro de la Royal que fue distinguido en tres ocasiones con la Medalla Copley en 1734, 1736 y 1741 por sus trabajos y experimentos en ingeniería.


            Los primeros artículos de las Constitutions reproducirían parte del reglamento de la Royal Society of London. La Royal Society tuvo una estrecha relación con el nacimiento de la francmasonería moderna. Un dato significativo es que 13 de los 24 primeros Grandes Maestros de la Gran Logia de Londres y Westminster, y 6 de los 12 primeros vice grandes maestros fueron socios de la Royal Society.  Y muchos de sus miembros de número también lo fueron, aunque también podemos encontrar masones activos en otras organizaciones culturales, filosóficas o científicas como la Society of Antiquaries, el Royal College of Physicians, la Society of Apothecaries y la Spalding Gentelmen's Society.



No me parece en absoluto casual esa proximidad: hay una simbiosis espontánea entre la nueva sociabilidad propuesta por los francmasones con los avances de la ciencia natural y la filosofía ilustrada de la época. La francmasonería forma parte, con pleno derecho, de la nueva sociabilidad del Siglo XVIII. Ese mismo fenómeno de simbiosis, en una menor medida, se dio también entre nosotros en relación con las Reales Sociedades de Amigos del País, o Sociedades Económicas que florecieron en España y en Francia.[1]


            La personalidad y el pensamiento de Isaac Newton gravitaron —nunca mejor dicho— sobre el nacimiento de la masonería inglesa y por ende de toda la masonería moderna. Newton y su prodigiosa creatividad intelectual — físico, teólogo, astrónomo, inventor y matemático —fue un ejemplo. Su teoría universal de la gravitación logró fusionar en un sistema teórico único los múltiples y contradictorios fenómenos de la realidad física, introduciendo un factor casi arquitectónico en el Universo, un factor de orden en medio del caos de los fenómenos, que resuena como el dictum masónico Ordo ab Chao.  Por otro lado, la obra de Newton Philosophiæ naturalis principia mathematica da un nuevo paradigma al pensamiento científico, y lo hace con el mismo efecto ordenador, a saber: la Naturaleza aparece por primera vez como inteligible de acuerdo con principios

matemáticos explicables racionalmente y comprensibles para todos los seres humanos más allá de sus diferencias culturales, religiosas o étnicas. Un Universo y una Humanidad.



            Teófilo Desaguliers, cristiano, filósofo, científico, discípulo de Newton y francmasón me parece una figura representativa del origen intelectual y social de la idea fundacional de la francmasonería:

Humanismo cristiano (anglicano), vocación filosófica, disciplina científica —Nullius in verbacompromiso intelectual con el pensamiento  y su desarrollo colaborativo, lo que le vincula con uno de los centros de la inteligencia de su época y con la obra de Isaac Newton de la que sería un entusiasta divulgador.


 En la redacción del artículo 1 de las Constituciones de los Francmasones de 1723, Theophile Desaguliers definió de una manera práctica y operativa una sociabilidad llamada a «unir lo disperso», relacionar a personas de diferentes fes, convicciones filosóficas, alimentar una conversación transversal entre estamentos o clases, practicar una sociabilidad que permitiera crear lazos de fraternidad entre personas que de no ser por la masonería [de suyo] nunca se hubieran llegado a conocer. La condición sine qua non para que esa fraternidad fuera factible era articular un marco de referencia común, unos landmarks[1]  [linderos], una religación ética apalabrada entre todos, abierta a todos, y convenir un método —el Rito— capaz de pautar una permanente sociabilidad garantizada por el vínculo de la fraternidad operativa y delimitada por los valores de Bondad, Lealtad, Honor y Probidad

            Esta fórmula genial, rápidamente difundida por Europa y las colonias británicas fue un llamamiento universal a una forma inclusiva de relación humana, a la superación de los odios y las violencias de las guerras de religión, que, en nombre del Amor de Dios, ensangrentaron Europa en los siglos XVI y XVII. Esa fraternidad en logia fue y sigue siendo el trasunto de un ideal social que nos asegura, que más allá de nuestras diferencias espirituales, filosóficas, sociológicas o políticas, con paciencia e inteligencia, es posible apalabrar un horizonte ético común que —si superamos la cerrazón de nuestros prejuicios y estúpidos egoísmos—, puede salvaguardar una sociabilidad razonable, cooperativa, constructiva que nos invita  convivir, respetando no necesariamente las ideas ajenas, ni tampoco las propias, —eso dependerá de su valor— pero sí la libertad de todos para hacer nuestras particulares opciones, existenciales o metafísicas, a nuestro riesgo y ventura.


«...no imponerle otra religión [religación] que aquella en que todos los hombres están de acuerdo, y dejarles completa libertad respecto a sus opiniones personales. Esta religión [religación] consiste en ser hombres buenos y leales, es decir, hombres de honor y de probidad, cualquiera que sea la diferencia de sus nombres o de sus convicciones. De este modo [esa fraternidad] se convertirá en un centro de unidad y es el medio de establecer relaciones amistosas entre gentes que, fuera de ella, hubieran permanecido separados entre sí».

 


 


[1] Cfr. Jesús Gutiérrez Morlote   Ilustrados y masones: la conexión Bascongada. Depósito Legal: SA 677-2021. Edición No Venal.  21 de diciembre de 20211.- Introducción. 2.- La Ilustración en España. 3.- La Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. 4.- La logia Les Neuf Soeurs. 5.- españoles en la logia Les Neuf Soeurs. 6.- La conexión Bascongada. 7.- Conclusiones. 8.- Cronología. 9.- Notas.

 


[1] El Edicto de Nantes, llamado también Edicto de Pacificación, trajo la paz religiosa, aunque favorecía al catolicismo, que fue declarado religión dominante, los protestantes estaban obligados a pagar el diezmo eclesiástico y respetar las fiestas de la Iglesia Católico-Romana, así como las reglas canónicas sobre el matrimonio. El ejercicio del culto protestante estaba limitado a determinadas a zonas geográficas y estaba estrictamente prohibido, en la Corte y a menos de cinco leguas de París, así como en el ejército, y permitió el culto Reformado, pero no incluyó otras minorías religiosas. A pesar de sus limitaciones esa libertad religiosa era rara en los países y terminó siendo suprimida. El Edicto de Nantes fue revocado por Luis XIV en 1685 por el edicto de Fontainebleau. El protestantismo quedó prohibido en todo el territorio francés en ese mismo año. La aprobación del Edicto de Nantes por Enrique IV todavía se celebra en Francia como un hito en el camino del respeto a la libertad de conciencia.


[2] La Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural (en inglés: Royal Society of London for Improving Natural Knowledge, o simplemente la Royal Society) es la sociedad científica nacional más antigua del mundo. Aunque se suele considerar el año 1662 como el de su fundación, años antes ya existía un grupo de científicos que se reunía con ese mismo fundamento y con periodicidad.

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