Los felices 20 del siglo pasado fueron antesala de tiempos oscuros para nuestros antepasados, nosotros hemos iniciado la década de los 20 del XXI con mal pie.
La década de los años 2020 ha sido nominada como la Década Internacional de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible y El decenio Internacional de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, pero de momento hemos iniciado con una pandemia que ha provocado hasta el 13 de Mayo de 2020 más de 4,4 millones de infecciones en todo el mundo y la muerte de más de 295,000 personas, lo que ha dado lugar a medidas de confinamiento generalizadas en la mayoría de los países con el consiguiente impacto en la economía. El 2020 ha provocado un colapso en el mercado de valores mundial
El año 2020 no se nos va a olvidar fácilmente.
Hemos vivido en España y en el conjunto de las sociedades avanzadas —a pesar de las crisis y vaivenes— en un marco de progreso social y político, de desarrollo tecnológico, científico y económico, y de seguridad colectiva como nunca antes en la Historia, y se había instalado entre nosotros de una manera más o menos consciente un sentimiento de relativa invulnerabilidad, que la pandemia del COVID-19 ha quebrado. Un virus global, surgido en Asia pero que se ha extendido como la pólvora por todo el Globo, nos ha obligado, bajo amenaza de enfermedad y muerte, a parar, a refugiarnos en nuestros hogares, a modificar nuestros hábitos, y a reconsiderar algunos aspectos de nuestro modo de vida.
Este 27 de mayo el New York Times (Larry Buchanan) informaba, a partir de encuestas y datos estadísticos relativos a los Estados Unidos, (pero que pueden en gran medida extrapolarse a la mayoría de los países desarrollados), sobre Las 54 maneras en las que el Coronavirus ya ha cambiado nuestro Mundo, en aspectos de diferente rango e importancia, desde la economía hasta las mentalidades, desde lo simplemente curioso hasta lo más trascendental, a saber: ha crecido dramáticamente el desempleo en todo el mundo lo que significa bajada de rentas y de consumo, la Globalización en sus diferentes vertientes retrocede como valor frente a lo local y lo próximo, la mortalidad ha subido pero se han reducido significativamente las emisiones de gas con efecto invernadero, las Bolsas y el Mercado del Petróleo han sufrido subidas y bajadas que abren un horizonte de inestabilidad, han aumentado los robos en viviendas, sin embargo han decrecido los delitos graves, han aumentado la producción y ventas de máscaras y mascarillas de todo tipo, ha aumentado el valor y prestigio social de sanitarios y cuidadores, han aumentado los ingresos de los trabajadores de los sectores de Salud, han aumentado los índices de vacunación en otras enfermedades, los trasplantes de órganos, y por ende la donación de órganos se han reducido, ha disminuido el uso del coche, y aumentado el uso de bicicletas, la venta de juguetes sexuales ha subido, pero según las encuestas han bajado el sexo casual, han aumentado los testamentos notariales, —en USA se ha producido incluso un aumento de los testamentos por correo electrónico—, y los funerales virtuales, ha crecido el uso del correo electrónico y otros medios de comunicación —textual y electrónica—, a distancia, y también la enseñanza por medios virtuales, y otros actos sociales virtuales, el juego on-line, la venta de libros electrónicos, pero han bajado las ventas de libros en papel, se ha disparado el teletrabajo; hemos gastado de otra manera, la actividad viajera se ha derrumbado, especialmente los vuelos trasatlánticos, los actos multitudinarios han desaparecido, se ha extendido la práctica de comer de manera informal y la comida rápida, ha aumentado el consumo de alcohol; los cielos y las aguas se han descontaminado ante la falta de actividad humana, la flora y la fauna urbana han crecido, se ha reducido drásticamente la actividad callejera, hasta los niños han aprendido a jugar en casa…, mucho de estos efectos serán pasajeros, pero otros serán duraderos.
En USA junto a la crisis generalizada de la pandemia se ha producido otra crisis de protestas generalizadas que algunos casos ha degenerado en violencia y pillaje frente la cual el Presidente Trump no ha hecho sino encender más los ánimos. La tensión social en USA, viene en parte provocada por la pésimas condiciones económicas y sanitarias de una parte muy importante de la población de color, a lo que se ha sumado un nuevo episodio de brutalidad policial con resultado de muerte.
La experiencia del COVID-19 y la amenaza de futuras infecciones pandémicas nos han cambiado en algunos aspectos principales: hemos adquirido, —a la fuerza— una conciencia muy viva de la interconexión de todo lo humano y de cómo ese vínculo nos hace muy interdependientes; del mismo modo hemos ganado, —obligados por las circunstancias—, una mayor responsabilidad respecto del Cambio Climático que provoca la acción humana y que puede ser causa en el futuro de otro tipo de catástrofes globales; ha ganado puntos todo lo próximo y lo local frente a lo lejano y global, y finalmente, —por miedo a futuros contagios—, nos veremos obligados a practicar una mayor distancia social en el trato interpersonal, parece que el gusto por el contacto físico típico de las sociedades latinas (besos, abrazos, proximidad…) tenderá a ser sustituido por formas distanciadas físicamente pero que pueden ser igual de cálidas.
Este año lo vamos a recordar siempre. 2020.
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