Este fin de semana ha sido el momento para leer a María Zambrano en su obra "El hombre y lo divino", un enigmático filosofar sobre el fondo psíquico, ontológico, histórico y cultural de lo sagrado, magma numinoso del que surgen por la fuerza poética del hombre , los dioses. La obra tiene pasajes crípticos muy alejados de la claridad ática de Ortega y Gasset de quien María se siente discípula; pero hay algunos capítulos maravillosos, llenos de fogonazos se gran filosofía, especialmente el titulado Las ruinas Ahí María tiene unos vislumbres sorprendentes que descubren la secreta urdimbre de la que está tejida nuestra vida personal: "El pasado inexorable nos cerca, porque ya fue y porque no lo hicimos, porque pluralmente se hizo y no lo encontramos ya. Lo histórico es, pues la dimensión por la cual la vida humana es trágica, constitutivamente trágica. Ser persona es rescatar la esperanza venciendo, deshaciendo, la tragedia. La persona, la libertad, ha de afirmarse frente a la historia, receptáculo de la fatalidad"
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